"TODO TIENE SU TIEMPO BAJO EL CIELO".
Años atrás constituimos un
pequeño grupo de amigos atado por intereses comunes, quienes frecuentemente nos
reuníamos para celebrar con gran alborozo las fechas onomásticas, patrióticas,
religiosas, culturales, históricas, en fin juntarnos con cualquier pretexto
para “meternos en bemberria y darnos unos directos al hígado” bajo la sombra
protectora de los dictados de Eclesiastés 3.
Pero como de “todo hay en las
viñas del señor”, Marcial uno de los amigos, rara vez acudía a las reuniones y
cuando lo hacía, llegaba tarde.
Un día cansado de esperar a
Marcial, uno del grupo dijo con rabia: “Ese
señor es capaz de llegar tarde a su propio sepelio, si es que acude”.
El tiempo, esa minúscula e
inatrapable dimensión física que nos sorprende viviendo permanentemente en el
presente-pasado y que coloca al futuro al final de cada acción o pensamiento,
para nuestra desgracia en el momento menos esperado nos informa “que se nos
acabó el tiempo”.
Al “guindar los tenis” el
amigo-difunto, nos convoca al sepelio y al acompañamiento de sus restos
mortales hasta su morada final.
Todos o casi todos llegamos
puntuales a la funeraria. Solo faltaba Marcial y en la espera angustiante solo pensábamos
en la advertencia del amigo de que “Ese
señor es capaz de llegar tarde a su propio sepelio, si es que acude”.
Alarmados mirábamos la puerta de
entrada a la sala funeraria, esperando con ansiedad
que hiciera acto de
presencia, rogando que por una vez en su vida no nos fallara… esperamos hasta
que alguien nos informó que Marcial, a “pesar de los pesares” había acudido muy
temprano y que nos esperaba en la Sala B y efectivamente ahí estaba, tendido
boca arriba y vigilado por cuatro cirios, en un féretro negro apenas visible en
el claro-oscuro del fondo del salón.
Marcial hizo quedar mal al amigo:
acudió puntual, demostrando que nadie llega tarde a su propio funeral.
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VENENO DE ALACRANES PARA EL CÁNCER
"Una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja". Dicho popular
Lago Enriquillo en el lejano y árido sur dominicano |
Simplicio, un viejo amigo que vive en el sur lejano...... en la tierra donde no crecen ni las maldiciones por el alto grado de salinidad, la falta de agua y los ardientes rayos del sol que tuestan el cerebro derritiendo hasta el pensamiento, un día me comentó muy entusiasmado que en el vecino pueblo de Neyba iniciarían en poco tiempo un proyecto de crianza de alacranes azules para extraerles el veneno y producir un medicamento efectivo contra el cáncer.
Interesado en el tema investigué y efectivamente comprobé que la información era cierta y al igual que Simplicio me entusiasmé porque ese proyecto abre las posibilidades de múltiples empleos y puede colocar a la olvidada región sureña, en el mapa de los pueblos importantes del planeta tierra, por su aporte inconmensurable a la ciencia.
Pensé que tal vez se desarrolle el turismo de salud y que hasta el gobierno, entusiasmado por las inmensas expectativas creadas alrededor de los planes, se integre dejando por fin iniciados los trabajos de la Presa de Monte Grande.
Llamé a Simplicio y lo felicité por el impacto positivo del proyecto y por la posibilidad de que el lograra una posición importante en la empresa que le permita salir de la pobreza. Mi sorpresa fue grande cuando Simplicio me dijo:
"No, en ningún momento ha pasado por mi mente esa locura de fuentes de trabajo, turismo, presa........ no, no, no, estoy pensando en que por fin vamos a tener una fuente segura de alimentación con los alacranes".
Continuará........
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