
Cuándo vendrá ese día, que la Tortilla se revuelva, que los pobres coman pan, y los ricos coman mierd............

Pero, ¡¡Oh milagro!!, de repente un pequeño contingente de Vibrio Chorelae, rebeldes, cansados de atacar a criaturas "olvidadas por el cielo", se apartó de la ruta trazada por la guerra,
desvió sus aguerridas fuerzas, penetró en el impenetrable terreno de los afortunados, pasó como un santiamen por sus inexistentes cordones sanitarios, tocó sus cisternas cargadas de cloro, sus aguas desinfectadas por ósmosis, aclaradas por técnicas modernas, clorinadas milimetricamente y posaron sus fuerzas, cargadas de pestilentes heces, en los manjares prohibidos, en el caviar de los mares profundos del ártico, en los filetes de atún, bonitos y bacalao traídos de las frías aguas de Holanda y de las costas cantábricas, en los filetes de Anchoa extraídas de las aguas heladas de Santoña, en los langostinos, pulpos y ostiones, en las hileras de huevitos de codornices que salen por el culito previamente desinfectado de cada codorniz......... y de las langostas de Pedernales y de los mares de Haití!!........
Quinientos o seiscientos comensales, un grupito selecto de la rancia oligarquía Venezolana, junto a sus pares dominicanos,
reunidos en una multimillonaria residencia de la zona oriental de la isla, agrupados ante una pareja que recibía la bendicion de su santa unión matrimonial, en una zona del país donde los únicos pobres presentes son los que desempeñan los roles despreciados por los ricos, fué el escenario para que las aguerridas tropas del pequeño ejército de "Vibrio Chorelae", les entrara a dos manos a los asepticos caballeros y a las pálidas, dulces y blancas damas, envolviéndolos en una mar de vómitos y diarreas, ayes de miedo y dolor y terminaran, igual que los pobres, tirados en cualquier rincon, envueltos en sus propios excrementos, recibiendo en cualquier vasito higiénico tomado del suelo, sus pequeñas dosis de agua azucarada y sal, porque no había ni clínicas, ni camas, ni aviones suficientes para sacarlos a tiempo del ataque despiadado de un pequeño ejército irreverente que se atrevió a violar las leyes sacrosantas de que el cólera solo ataca a los pobres y a los haitianos. A T A C A B A.
Quinientos o seiscientos comensales, un grupito selecto de la rancia oligarquía Venezolana, junto a sus pares dominicanos,
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