FIDEL.... COMO EL AVE FENIX.. Cuando el mundo esperaba la noticia de la muerte inevitable? de Fidel Castro Ruz, este resurge como el Ave Fenix y como en sus mejores tiempos y como muestra enequivoca de sus condiciones de salud, nos brinda una obra extraordinaria que relata pormenorizadamente los combates generados por la Ofensiva Final del ejército del dictador Fulgencio Batista, contra las guerrillas lidereadas por Fidel y que pretendían la eliminación total del movimiento guerrilero y del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el apuntamiento de la dictadura militar que acogotaba al pueblo de Martí, Céspedes y Máximo Gómez.
La Obra titulada: Por todos los Caminos de la Sierra: LA VICTORIA ESTRATEGICA, relata la lucha desigual de un pequeño ejército guerrillero de aproximadamente 300 hombres, enfrentados a un ejercito regular, bien armado y con apoyo logistico de la aviación, la marina y la artillería y que sin embargo tienen que replegarse ante el tesón y la valentía que adornaban a este minúsculo grupo que terminó casándose con la gloria.
Reconozco que al leer la obra con el interés y el "morbo" que los relatos de guerra despiertan en los seres humanos, me sorprende, que en medio de la narración de los momentos que anteceden al combate, caracterizados por los efectos producidos por la descarga de la adrenalina, Fidel deje volar su imaginación, escapando momentaneamene del escenario de guerra y transportandonos, al campo de la poesía, en un ejercicio típico del guerrillero, soñador y poeta. Al leer el párrafo siguiente, que podemos pensar, sino en la poesía?
..... "Después de trepar la ladera de El Cacao, el camino que lleva a Santo Domingo irrumpe en el monte y gana el firme entre la hierba de guinea; pasa junto a las casas como si quisiera dar oportunidad al caminante de recuperar aliento antes de iniciar el empinado descenso. Cortando una S tras otra en el ralo potrero, el sendero se precipita entonces hacia el fondo de la cañada. Es una bajada molesta. ¡Cómo será la subida! El que se mueve debe afincar con cautela el talón antes de atreverse a dar un nuevo paso. El jinete vacila, se desmonta, o bien decide confiar en el instinto ciego de la bestia. Cualquier precipitación o descuido puede provocar una caída que nadie sabe hasta dónde puede llevar rodando cuesta abajo. Si ha llovido, el suelo es doblemente traicionero: pendiente y, de contra, resbaloso. Pero casi peor es que haya sol. Alguna guásima retorcida o palma esbelta —árboles sin sombra— matizan a trechos el inacabable serpenteo del sendero. Abajo, lejos, el monte invita con frescura y agua. Abajo, lejos, la muerte aguardaba al enemigo". (La entrada en Santo Domingo, Cap.7)...
REGRESEMOS AL COMBATE.........
Reconozco que al leer la obra con el interés y el "morbo" que los relatos de guerra despiertan en los seres humanos, me sorprende, que en medio de la narración de los momentos que anteceden al combate, caracterizados por los efectos producidos por la descarga de la adrenalina, Fidel deje volar su imaginación, escapando momentaneamene del escenario de guerra y transportandonos, al campo de la poesía, en un ejercicio típico del guerrillero, soñador y poeta. Al leer el párrafo siguiente, que podemos pensar, sino en la poesía?
..... "Después de trepar la ladera de El Cacao, el camino que lleva a Santo Domingo irrumpe en el monte y gana el firme entre la hierba de guinea; pasa junto a las casas como si quisiera dar oportunidad al caminante de recuperar aliento antes de iniciar el empinado descenso. Cortando una S tras otra en el ralo potrero, el sendero se precipita entonces hacia el fondo de la cañada. Es una bajada molesta. ¡Cómo será la subida! El que se mueve debe afincar con cautela el talón antes de atreverse a dar un nuevo paso. El jinete vacila, se desmonta, o bien decide confiar en el instinto ciego de la bestia. Cualquier precipitación o descuido puede provocar una caída que nadie sabe hasta dónde puede llevar rodando cuesta abajo. Si ha llovido, el suelo es doblemente traicionero: pendiente y, de contra, resbaloso. Pero casi peor es que haya sol. Alguna guásima retorcida o palma esbelta —árboles sin sombra— matizan a trechos el inacabable serpenteo del sendero. Abajo, lejos, el monte invita con frescura y agua. Abajo, lejos, la muerte aguardaba al enemigo". (La entrada en Santo Domingo, Cap.7)...
REGRESEMOS AL COMBATE.........
-"De repente, el soldado que venía delante se detuvo, repentinamente petrificado. Por detrás de la piedra había surgido una figura barbuda, con un sombrero tejano y un fusil en la mano. Los ojos del soldado se abrieron desmesurados, y tan solo atinó a proferir un grito. El combatiente rebelde disparó apenas a 10 metros de distancia. En un segundo la cañada retumbó con el fuego rebelde. Paco Cabrera Pupo comenzó a disparar con su Beretta. Un instante después, el combatiente encargado de la mina juntó las puntas de los cables y estalló el artefacto explosivo en el recodo del camino, adonde habían llegado también otros miembros de la vanguardia enemiga. Los que habían alcanzado el agua se pegaron aterrados a la orilla izquierda de la poza, donde la piedra formaba una pequeña faralla. Del camino, otros se tiraron al arroyo. Casi ninguno hizo ademán de defenderse. El haitiano, al sentir el primer disparo, saltó sobre las piedras y, rápido como una flecha, pasó por detrás de Paco Cabrera González. Este, ocupado en disparar y en cargar apresuradamente dos o tres tiros cada vez en el depósito de su Springfield, con el que disparaba, lo miró aprensivo: "¡No mata! ¡No mata!", gritó sin parar el haitiano. Allí mismo quedó, a la espalda del combatiente rebelde, sumergido en el agua hasta la nariz y gritando espantado, durante el combate".
"En los primeros minutos, el fuego enemigo fue desorganizado. Todos disparaban, los que estaban en el camino detrás del recodo de la mina, los que venían más atrás, incluso, los que permanecían todavía en el alto. Pero disparaban desconcertados, a todas partes y a ninguna. En el alto un morterista emplazó su arma y lanzó dos o tres proyectiles sin rumbo". (La entrada en Santo Domingo, Cap.7)... .
"En los primeros minutos, el fuego enemigo fue desorganizado. Todos disparaban, los que estaban en el camino detrás del recodo de la mina, los que venían más atrás, incluso, los que permanecían todavía en el alto. Pero disparaban desconcertados, a todas partes y a ninguna. En el alto un morterista emplazó su arma y lanzó dos o tres proyectiles sin rumbo". (La entrada en Santo Domingo, Cap.7)... .
Le invitamos a leer los primeros capitulos del libro de Fidel. Click en la siguiente dirección¨:
VICTORIA ESTRATEGICA
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